Piper Chapman (Taylor Schiling), una mujer de Connecticut con una vida estable junto a su prometido Larry (Jason Biggs), un negocio en común con su mejor amiga Polly (Maria Dizzia) y una familia que la tiene como a la hija perfecta, es detenida por un delito que cometió en su juventud; haber ayudado a la que por entonces era su pareja, una mujer llamada Alex Vause (Laura Prepon) que se dedicaba al negocio de tráfico de drogas. Tras el juicio, es condenada a 15 meses de prisión y enviada a una cárcel de mujeres en Litchfield (Nueva York), donde comenzará una vida totalmente distinta a la que ya tenía con la intención de que cuando salga nada haya cambiado pero, ¿será eso posible?
Esta serie, basada en el libro de Piper Kerman en el que cuenta sus vivencias a lo largo de su estancia en la cárcel, da mucho que pensar. Nuestra protagonista, una chica bien formada y con estudios acostumbrada a una vida sencilla y con casi toda clase de comodidades se ve envuelta en determinados acontecimientos y situaciones que harán que se replantee bastantes aspectos de la vida que llevó hasta el momento de su ingreso en aquella cárcel de mujeres. Para ella no es fácil ser una de las pocas internas que tienen estudios y con una educación distinta a la que llevan las demás presas pero poco a poco se va acostumbrando y entendiendo sus normas, ya sea a las buenas o a las malas.
La mayor parte de los acontecimientos que se llevan a cabo durante esta primera temporada no se asemejan a las vivencias de la verdadera Piper Kerman ya que aunque su estancia en la cárcel fuera algo más “light”, los directores decidieron exagerar algunos aspectos que les parecieron bastante interesantes, como por ejemplo el capítulo en el que Piper hace algún que otro comentario negativo acerca de la mala comida del comedor sin saber que una de las reclusas era la cocinera, ya que las consecuencias no fueron ni por asomo como en la serie.
Desde el primer capítulo tienes ganas de más, cada final es tan distinto pero a su vez la sensación con la que te deja es tan similar, que no sabes ni cómo reaccionar. Los finales de cada capítulo son increíbles, te enganchan tan descaradamente que da igual la hora que sea, necesitas ver uno más, y otro, y otro más hasta que te das cuenta de has acabado la primera temporada, y por si no fuera poco… Sigues queriendo más aun.
Los episodios están relacionados y cada uno se divide en momentos de actualidad y flashbacks de los personajes que protagonizan el capítulo, contando sus vivencias y la forma en la que llegaron a la prisión, sus motivos y qué fue lo que pasó para que se iniciara este proceso. Además añadir que durante toda la temporada se critica poco a poco cada uno de los aspectos negativos de las prisiones de Estados Unidos, tales como la corrupción, la homofobia, el mal trato que se les da a los presos, la mala seguridad e incluso el tráfico de drogas en los propios recintos.
A todo lo anterior debemos añadir la genial actuación del reparto de esta temporada tales como Taylor Schilling interpretando a nuestra protagonista Piper Chapman, Jason Biggs quien interpreta a Larry Bloom y que además le conocemos de películas como American Pie, Kate Mulgrew interpretando a Galina "Red" Reznikov cuyo acento me enamoró, Natasha Lyonne interpretando a Nicky Nichols (perosnaje que personalmente considero uno de mis favoritos por esa increíble actuación), Laura Prepon quien interpreta a Alex Vause y que probablemente te suene también por ser una de las ex novias de Ted Mosby en Cómo conocí a vuestra madre, e incluso Uzo Aduba (Suzanne "Crazy Eyes" Warren) cuya actuación te deja sin habla.
Esta es definitivamente una de las series mejor valoradas, con un inmejorable humor negro e increíblemente bien estructurada de todas con las que me he topado, y que recomiendo al cien por cien.
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